Es aquella que presión que ejercen los líquidos intraoculares contra la pared del ojo, la cual es necesaria para que este órgano se mantenga distendido, es decir, que mantiene la forma del globo ocular e impide que éste se colapse. Asimismo, se produce fundamentalmente por el humor acuoso y en parte por el humor vítreo, y suele rondar los 16 mm Hg (milímetros de mercurio). Cabe destacar, que las heridas punzantes en el globo ocular pueden causar la pérdida de humor acuoso y de humor vítreo; en consecuencia, esto produce una disminución de la presión intraocular, el desprendimiento de la retina y, en algunos casos, la ceguera.
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